jueves, 13 de abril de 2017

A Contracuerpo. (In)finito.

Yo solía imaginarnos así,
colisionándonos en algún delirio,
tus huesos mordiéndome el cuerpo,
tu carne más allá de mi carne,
la piel estrellada
y hecha polvo,
nuestras pieles
nebulosas
enredándose
entre gemidos,
la una en la otra,
líquidas,
etéreas,
burbujeantes,
estampándose
la sangre contra la sangre.

Solía imaginarnos así,
tu cuerpo contra mi cuerpo,
dos contracuerpos,
arrancándose los límites
con violencia.

Nosotros,
a contrabeso,
a contralengua,
a contrasaliva,
a contrafluido,
a contragemido,
a contralarido,
enfermos de tanto
contra y recontra.

Dos contracuerpos
absorbiéndose
infinitudes.

Y tuvieron que venir los científicos
a decirnos que eramos polvo de estrellas,
pero ya lo sabía yo eso
de que eramos polvo de estrellas,
y le abríamos agujeros al tiempo,
y le rompiamos las teorias,
y las galaxias enloquecían
en nuestro roce.

Dos contracuerpos,
a contratiempo,
a contraverso,
controvertidos,
contravertidos,
desvaneciéndose
a contracuerpo...

(ahora somos infinitudes en el espacio)

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